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El nuevo hit de Polanco es la terraza del restaurante El Japonez. Desde aparcamiento propio hasta terraza exterior para uso exclusivo de clientes alojados. La terraza del Restaurante — Bar ofrece alta cocina y exquisitas especialidades Mexicanas. Lo puedo ver sentado en la terraza de mi casa. Acceso a otra terraza en azotea que cuenta con parrillero.
Cada una cuenta con terraza con vista a la piscina. Hay una gran terraza con vistas a la piscina y jardines. Si hace buen tiempo puede sentarse en la terraza al aire libre. Cuenta con un restaurante y una terraza en la azotea. El restaurante dispone de una preciosa terraza con vista del puerto. Tu programa es la terraza de una casa, un ambiente familiar. Las personas que quieren fumar salen a una terraza al aire libre. Comedor muy espacioso con salida a gran terraza. La sala tiene acceso a una amplia terraza.
Nuestro camarote es grande y dispone de terraza con mesa y sillas. Los tiempos de grandes comedores y amplias terrazas sombreadas ya pasaron. Disfruta la vista al mar desde la amplia terraza. Puertas corredizas de vidrio conducen a una terraza exterior. Tiene terrazas y amplio porche en la parte trasera. En el exterior cuenta con patio y amplia terraza. Terraza grande en la azotea con vistas espectaculares de la iglesias.
La terraza del restaurante tiene una espectacular vista de la Laguna de Chapala. El inmueble presenta una amplia terraza y piscina privada. Se puede cenar al aire libre en la terraza del bar. Living comedor amplio y cocina con acceso a la terraza. La casa consta de tres plantas, terraza y patio. Apartamento con excelente vista al mar desde su terraza principal. Estaba en la terraza de un edificio, era de noche. Tras los poemas salimos a la terraza del edificio.
Si es necesario te daremos cada una de estas casas para que las destruyas. Surgiendo, del seno de la noche, con tu racimo de estr- llas, de estrellas que aumentan sin cesar ,. La que divide el alba, corta el aire, acaricia el sol y mide el cielo. Por grande que sea. El resto, no es nada. Tenemos que seguir, queridos, tenemos que sostener el choque de los peligros,.
Editorial Reviews. About the Author. Marcos Cabrera es un águila que no para con su vuelo en Look inside this book. De Mi Jardín De Versos (Spanish Edition) by [Cabrera, Marcos]. Marcos Cabrera es un águila que no para con su vuelo en busca de nuevas pasiones y quimeras. Una selva desde donde brota una alfagüara primaveral de .
Os veo distintamente, mocetones del Oeste, alargar el paso en la vanguardia,. Desembocamos en un mundo nuevo y mayor, un mundo diverso,. Cuesta abajo, por los desfiladeros y hacia las cumbres de los arduos montes;. Deslindamos la vasta superficie, removemos la tierra virgen,. De los picos gigantescos, de las grandes sierras, de las al- tiplanices;.
De las minas y de los barrancos; venimos de seguir la pista de la caza,. La sangre del Continente se ha mezclado en nuestras venas. Haced ondular bien alto la delicada soberana, por encima de todos alzad la soberana estrella inclinaos todos ,. Llevad bien alto la soberana aquilina y guerrera, la sobe- rana austera, impasible, armada,. Aislados o agrupados, avanzando al paso doble en la van- guardia, todos van con nosotros,. Todos los marinos y todos los continentales, todos los amos y todos los esclavos,. Todos los prisioneros en las prisiones, todos los justos y todos los malos,.
Todos los alegres, todos los dolorosos, todos los vivos y todos los muertos,. Recorriendo estas riberas, entre las sombras, mientras nos asedian las apariciones,. Ved, alineados, alrededor los orbes fraternales, los soles y los planetas,. Ni los cojines, ni las bestias de carga, ni la paz estudiosa,. Ni la riqueza segura y enervante, ni las dichas incoloras son para nosotros,. No importa, sean para nosotros la dura pitanza y la fraza- da sobre la tierra,. Entonces os concedo una hora fugitiva para hacer alto y descansar, una hora de olvido,.
Los campos del arte y del saber, los placeres, los sentidos. La cumbre siempre y el derrumbe final para resurgir fa- talmente ,. Siempre la materia que cambia, se desmigaja y se rein- tegra,. Nosotros que parecemos construir riqueza compacta, fuerza y belleza,.
Que se inflan, se desploman, acaban realizando su destino largo o breve ,. Las inumerables identidades libres y distintas como la vista,. Pienso en el verdadero Nuevo Mundo, en las Democracias resplandecientes en su totalidad,. De ella y de ellos, y de lo que concuerda con ellos, saturo mis poemas;. Modulo ligeramente la overtura, repaso en un preludio los motivos del canto. El aislamiento, los frecuentes suspiros que se exhalan en la soledad. La divina faena del esposo, la obra maestra de la pater- nidad,.
El cuerpo que se arquea y se agarra en la angustia del goce,. El contacto de costado, la mano que de nuevo extiende las mantas sobre el lecho;. Ella, que no quiere dejarme partir. Y yo que tampoco deseo irme. No te apenes si muchos de los que te cantan hossannas no te comprenden,. Para todos laboremos el mismo surco, transmitiendo la misma heredad y la misma cosecha,. Nosotros, los humanitarios, los discernidores, el fiel de la balanza de los hombres comunes;.
Nosotros, los que avanzamos en silencio en medio de las disputas y de las afirmaciones, sin rechazar las personas ni las ideas;. Mientras huelgo y paseo contemplando una brizna de hier- ba estival. Los considero un momento a cierta distancia, consciente de lo que son y de lo que significan, sin olvidarlo nunca;. En seguida me brindo como un asilo al bien y al mal, dejo que tomen la palabra todos los azares,. Mi boca la aspira en vitales sorbos; la adoro locamente como a una amada:.
El olor de las hojas verdes y de las hojas secas, el de las negruzcas rocas a lo largo de la costa, el olor del heno alma- cenado en los pajares,. El sonido de mi voz cuando aulla palabras y las arrojo en los remolinos del viento,. Los iguales emergen de la sombra, y se desarrollan com- plementarios,. Cuando mi acariciante y afectuoso camarada, que ha dor- mido. A mi lado toda la noche, se aleja a pasos furtivos al amanecer,.
Examino la multiplicidad de los objetos, no existen dos iguales, y cada cual es bueno. Soy el camarada de las gentes todas, tan inmortales e in- sondables como yo. Entreabro la muselina y le miro un rato, luego silencioso espanto las moscas con la mano. El joven y la joven de empurpuradas mejillas se alejan por la espesura del ribazo,.
Por la entreabierta puerta de la cocina, lo vi tambalearse y sin fuerzas:. Recuerdo perfectamente el deslumbramiento de sus ojos, y su actitud embarazada,. Digo que la grandeza de la mujer no es menor que la grandeza del hombre,. Lanzo mis gritos a la tierra y al mar semienvueltos por la noche. Igualmente me abandono a ti, adivino lo que quieres decirme,. Tenemos que hacer juntos un paseo; aguarda que me des- vista;. Mar de la sal de la vida y de las tumbas que ninguna pala abre y no obstante, siempre prontas ,.
Que ruges y te abalanzas en las tempestades, mar capri- choso y adorable;. El mal me impulsa, la reforma del mal me impulsa, pero yo permanezco indiferente,. Que se hayan conducido bien en el pasado, o que se con- duzcan bien actualmente, nada tiene de asombroso:. En su honor que traigan y entrelacen ramas de pino, de cedro y de floridas lilas:. Las palabras de mis poemas no evocan las propiedades re- conocidas de las cosas.
No se preocupan de los casos neutros y determinados, fa- vorecen a los hombres y a las mujeres potentamente organi- zados. Yo soy Walt Whitman, un cosmos, un hijo de Manhat- tan 1. No un sentimental, no uno de esos seres que se creen por encima de los hombres y de las mujeres, o apartado de ellos. Voces de interminables generaciones de prisioneros y de esclavos,. De los hijos que unen a los astros del pecho de las madres y de la savia de los padres.
Voces vagas como disueltas en invernales neblinas, voces de los escarabajos, del oprobio y del crimen. Las voces de los sexos y de las concupiscencias, cuyo velo entreabro. Voces indecentes, bramidos primordiales, gritos locos que yo clasifico y transfiguro. Cuando subo la escalinata de mi puerta suelo detenerme para preguntarme si eso es cierto,. Me hacen volar sobre el mar cuyas ondas indolentes rozan mis pies,.
Al fin, me siento libertado para sentir el enigma de los enigmas,. Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de las estrellas,. Que la hormiga es tan perfecta como ellas, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo,. No permanecen despiertos en las tinieblas llorando sus pecados,. No se descorazonan con disputas acerca de sus deberes para con Dios,. Ninguno de ellos vive con respetabilidad , ninguno exhibe su infortunio a la curiosidad del mundo.
Al anochecer, subo al trinquete, renuevo la guardia que vela en el nido del cuervo. Pasan ante mis ojos enormes moles de hielo, el paisaje es visible en todas las direcciones,. Nos acercamos a un gran campo de batalla en el cual pronto tendremos que combatir,.
O bien, avanzamos por las avenidas de alguna gran ciudad en ruinas,. Soy un libre enamorado, acampo junto a la hoguera que alegra el vivac del conquistador,. Arrojo del lecho al marido y ocupo su puesto al lado de la esposa. Toda la noche la oprimo ardientemente entre mis muslos y mis labios. El esclavo, perseguido como una presa, que cae en mitad de su fuga, todo tembloroso y sudando sangre,.
Las municiones asesinas que la asatean como agujas las piernas y el cuello,. Respiro humo y fuego, oigo los angustiosos rugidos de mis camaradas,. Estoy extendido en el suelo con mi camisa roja, todos callan a mi alrededor,. Bellas y blancas son las personas que me rodean, con sus cabezas libres del casco,.
El grupo arrodillado se desvanece con la luz de las an- torchas. En seguida entregaron sus armas y siguieron a sus vence- dores como prisioneros de guerra. Eran la flor de la raza, la gloria de los montaraces de Texas,. Desean que los ame, los toque, les hable, y viva con ellos.
Su conducta es tan arbitraria como la de los copos de nieve, sus palabras tan sencillas como las hierbas, su caballera, sin peinar, rey de la risa y de la sinceridad,. Su lento andar, sus rasgos ordinarios, sus maneras ordi- narias lo propio que sus emanaciones,. Hacia las doce de la noche, bajo los rayos de la luna, se nos rindieron. Nuestra fragata se hunde lentamente, hacemos los pre- parativos por pasar a la que hemos conquistado,. Se oyen las voces de dos o tres oficiales, atentos a su con- signa,. Cordajes rotos, aparejos que se balancean, y el ligero en- trechocar de suaves ondas.
Algunas grandes estrellas que brillan en la altura silencio- sas y como enlutadas,. El rechinamiento de la sierra del cirujano, los dientes de acero que hieuden los tejidos vivos y los huesos:. Todo eso se ve y se oye: Cojo entre mis brazos al moribundo, lo incorporo con irre- sistible voluntad.
Fuerzas de cuantos me aman y resisten las atracciones de la tumba. Sacerdotes de todos los tiempos, de toda la tierra, yo no os deprecio,. Abarca los cultuos antiguos y los cultos modernos y todos los que fueron entre los antiguos y los modernos. Me paseo en el teokallis manchado con la sangre de los sacrificios, redoblando un tambor hecho con una piel de ser- piente;.
Ha llegado la hora de que me explique. Hasta ahora hemos agotado trillones de inviernos y de veranos,. Infinidades de infinidades he permanecido latente, estre- chamente comprimido, esperando. Ciclos de edades han columpiado mi cuna, remando, reman- do siempre como gozosos bateleros;. Han preservado en alumbrarme, velando las latencias de mi porvenir.
Le muestro, con la diestra, paisajes, continentes, y la ruta abierta para todos. No, habremos alcanzado esas al- turas para sobrepujarlas y continuar nuestra marcha. Y mirar con los ojos u observar una habichuela en su vaina, confunde la ciencia de todos los tiempos,. Mi objeto, por vil o endeble que parezca, que no pueda trocarse en eje de la rueda universal;. Y digo a cualquier hombre, a cualquier mujer: Y digo a la humanidad: Yo que tengo tantas curiosidades, no tengo ninguna acer- ca de El. Veo algo de Dios en cada una de las veinticuatro horas, y actualmente le veo?
Veo a Dios en el rostro de los hombres y en el de las mu- jeres, y en los espejos cuando reflejan mi faz,. En las calles y en los campos, por todos lados, encuentro cartas que Dios ha dejado caer. Miradme a la cara en tanto aspiro la fluida caricia del anochecer. Hago repercutir mis salvajes ladridos por encima de los tejados del mundo. Me alejo como el aire, sacudo mi cabellera blanca hacia el sol poniente.
Arrojo mi carne a los remolinos, la dejo aventarse en es- pumosas fibras. A su lado se eleva la choza silvestre: Se recuerdan las enormes vigas de las cortijos de otros tiempos,.
Los establecimientos de Arkansas, del Colorado, de Otta- wa, de Willamette,. Y luego la belleza de todos los seres aventureros y audaces,. El carnicero en el matadero, los hombres a bordo de las goletas, el almadiero, el pioner,. El empresario de construcciones trabajando en las ciuda- des o en cualquier lado,.
Los martillazos, las actitudes de los obreros, las flexiones de sus miembros;. Inclinados, de pie, a horcajadas en las vigas, claveteando, agarrados a los postes y a los tirantes,. Sus aposturas, al abatir de arriba abajo sus armas contra las planchas,. Los ladrillos, asentados unos tras otros con una destreza tan segura, y fijados con un golpe de mango de la llana,.
Las pilas de materiales, el mortero, las mezclas de cal y arena continuamente batidas por los operarios;. El breve y seco crujido de acero, entablando al sesgo el pino,. Los rostros iluminados de la multitud que observa, la clari- dad violenta y las sombras espesas. Las siluetas procesionales de los que se han servido de ella en el pasado;. Los artistas primitivos y pacientes, los arquitectos y los ingenieros,. El antiguo guerrero de Europa con su hacha, en los com- bates,. El arma enhiesta, los hachazos que resuenan sobre el casco que cubre la cabeza del enemigo;. El alarido de muerte, el cuerpo de pronto ablandado que se desploma, el amigo y el enemigo que se precipitan,.
Los vasallos insurreccionados que se aprestan al asedio resueltos a conquistar sus libertades,. La fortaleza intimada a rendirse, la puerta asaltada, la truega y el parlamento. Los mercenarios y los partidarios que se precipitan furiosa- mente en el desorden,. El pillaje de los tesoros en las casas y en los templos, los gritos de las mujeres abrazadas por los bandidos,. El cortejo pasa, todo eso entretiene y satisface segura- mente,.
Ni el lugar donde incesantemente se saluda nuevos foras- teros, ni donde se levan anelas para los que parten,. Todo aguarda o se descalabra hasta que aparece un ser fuerte;. Un ser fuerte es la prueba de la raza y de las posibilidades del Universo,. Hombre o mujer, cuando aparece, las materialidades se es- tremecen de respetuoso temor,. Las viejas costumbres y las formulas viejas son confron- tadas para renovarlas o abandonarlas. Ha servido a los griegos, de lengua elegante e inteligencia sutil, y antes de los griegos.
Ha servido a las hendiduras artificiales, vastas, altas, si- lenciosas, que se ven en las nivosas colinas de Escandinavia,. Ha servido para fabricar los timones de las galeras de pla- cer y los de las galeras de combate,. Ha servido para todas las grandes obras de la tierra y para todas las grandes obras del mar,. Ha servido en los siglos medioevales y antes de los siglos de la Edad Media. Se yergue enmascarado, vestido de rojo, con sus piernas enormes y fuertes brazos desnudos,. Silla, cuba, esfera, mesa, ventanilla, ala de molino, marco, piso,.
Largas, imponentes ringleras de edificios flanqueando las avenidas,. Vapores y veleros de Manhattan, peregrinos de todos los mares. Formas de todas las cosas para las cuales sirve el hacha, y de los que se sirven de ella y de cuanto les rodea,. Los que talan los bosques y los que arrastran sus despojos hasta Penobscoto Kennebec,. Formas de manufacturas, de arsenales, de fundiciones, de mercados,. Formas de flotillas de chalanas, de remolcadores, de barcos hendiendo canales, lagos y rios,.
Los barcos mismos sobre sus cascos, las hileras de anda mios, los obreros trabajando dentro y fuera del casco,. Sus herramientas esparcidas por todos lados, el ancho tala- dro, la barrenilla, la azuela, los pernos, el cordel, la escuadra, el escoplo, el cepillo de carpintero. La forma que se ha destacado en columnas, en columnas de cama, en las columnas del techo de la desposada,.
La forma del piso de la casa familiar donde conviven cor- dialmente los padres y los hijos,. El techo que resguarda la comida gozosamente preparada por la casta esposa, y gustada gozosamente por el esposo casto, con la alegria de haber concluido bien la jornada. La forma del mostrador del bar sobre la que se apoyan el joven alcoholista y el borracho viejo,.
La forma de la escalera vergonzosa e irritada al contacto de los pies que se esquivan bajamente,. Formas de puertas dando paso franco a todas las entradas y las salidas,. Las ordinarieces y las manchas entre las cuales se mueve no la tornan grosera ni sucia,. Cuando pasa conoce los pensamientos, nada le queda oculto,. Los juramentos, las disputas, las canciones entrecortadas de hipos, las palabras injuriosas no la ofenden ni las oye, cuando ella pasa,. Acepta eso como lo aceptan las leyes de la Naturaleza, ella es fuerte,. Formas de la total Democracia y coronamiento de los siglos,.
Formas de amigos y de constuctores de hogares alrededor de la tierra,. Desde las cuales contemplas, con poderosa frente, el mundo. El mundo, cuyos innumerables sitios y asaltos resistieras;. Ahora que avanzas con augustos pasos, sana, suave, fuerte y floreciente,. No es un poema de continental orgullo, ni un himno exta- siado y triunfal,. Una densa sombra se interpuso entre el sol y yo para en- tenebrecerme;. Escuchad, pues, mi romanza matinal, publico los signos del Poeta:.
Voy cantando de sol a sol por las granjas y las ciudades que se encuentran a mi paso. Y me pongo frente a frente del joven, y cojo su diestra en mi siniestra y su siniestra en mi diestra,. Fija el tiempo, los recuerdos, los parientes, los hermanos, las hermanas, el ambiente, los oficios, la politica, de tal guisa que los demas ya no puedan envilecerlas ni dominarlas. Toda existencia tiene su idioma, todas las cosas tienen su idioma y su lenguaje,.
El resuelve todas las lenguas en la suya, y la entrega a los hombres; cualquier hombre puede traducirla y traducirse igualmente;. Y ambos lo comprenden y saben que habla como debe hablar,. Circula entre los miembros de Congreso, y un diputado dice a otro: Ved aparecer a nuestro igual.
Los soldados presumen que es un soldado, los marinos creen que ha hecho vida de mar,. Cualquiera que sea la obra, es el que debe realizarla o el que ya la ha hecho,.
El gentilhombre de pura sangre reconoce su sangre per- fecta,. Medito en las indicaciones y en las concordancias del tiempo;. Lo que revela al Poeta, es el grupo de entusiastas canto- res que le rodea,. Las palabras de los cantores son las horas o los minutos de la luz y de la sombra, pero las palabras del creador de poemas son la totalidad de la sombra y de la luz;. El creador de poemas establece la justicia, la realidad, la inmortalidad;. Constituye la gloria y la esencia de las cosas y de las razas. Los cantores son acogidos con agrado, son comprendidos en seguida, aparecen con frecuencia;.
Los cantores de los momentos sucesivos de los siglos sue- len poseer nombres ilustres, pero el de cada uno de ellos es un nombre de cantor;. Entretanto, como en todos los tiempos, las palabras de los verdaderos poemas permanecen inexpresadas,. Nostalgia de sus palabras, languideciente de amor, la be- lleza sigue sus huellas gozosa y apresurada. Forradas de libros, de revistas, de diarios, de cuadros y de objetos de arte,. Los matrimonios, las calles, las manufacturas, las granjas, las casas y las habitaciones amuebladas,.
Alimentos para las hambrientos, techo y cama y afecto para los desamparados. Bienhechor prodigioso, que igualas a la tierra en munifi- cencia y en amplitud,. Se trata de acarrear de muy lejos lo que ya fuera hallado,. De infundir una llama religiosa y vital en la materia turbia y grosera,. De no rechazar ni destruir, sino fundar, aceptar y reha- bilitar;. Pon Se alquila por mudanza en las rocas de tu nevado Parnaso,. Oigo el frou-frou de su falda,. Admiro su andar divino, sus ojos curiosos abarcando la inmensidad de esta escena.
Ya se ha extinguido; sepultada en los tiempos su voz que cantaba sobre la fuente de Castalia. Mudos yacen los carcomidos labios de la Esfinge de Edipo, silenciosas todas aquellas seculares ininteligibles tumbas. Acabaron para siempre las epopeyas de Asia, desaparecie- ron los guerreros de Europa y el canto primitivo de las musas,. Las marejadas guerreras de los cruzados son como fantas- mas de media noche que se desvanecen antes del alba;.
De Palverino y el Orco no quedan sino sus nombres; dor- midas yacen las torres que se reflejaban en las aguas del Usk; Arturo y sus caballeros hnse desvanecido, Merlino, Lance- loto y Galahael, disueltos en el aire como vapor. Con sus reyes soberbios, sus sacerdotes, sus guerreros feu- dales y sus cortejadas castellanas,. Ahora yace en la criptas de las catedrales con sus coro- nas, sus armaduras, sus tocas y sus joyeles;. Y a partir de este instante honraos como amorosas her- manas. Son los mismos corazones, los mismos rostros, los mismos sentimientos, las mismas aspiraciones,.
No formulamos censuras coutra ti, Viejo Mundo, ni en rea- lidad nos separamos de ti;. Moderna maravilla de la Tierra que sobrepuja las siete de la Historia. Surge majestuoso piso tras piso, con sus fachadas de hierro y de cristal. Los pendones de los Estados y las banderas de todos los pueblos,. Luego, secado, limpiado, desgranado, embalado, hilado y tejido,. En otros, los animales, la vida de los animales, sus des- arrollos y sus metamorfosis. Cantos de paz y de fecundo esfuerzo; cantos de la vida del pueblo, coreados por los propios pueblos,.
Engrandecidos, iluminados, impregnados de paz, de segura y entusiasta paz. Basta de novelas, de protagonistas y de dramas copiados de las cortes extranjeras,. Basta de versos de amor azucarados de rimas, de intrigas y aventuras de ociosos,. Sofocados por los perfumes, las libaciones, el color y las lumiarias de los deslumbrantes plafones. Velar para que cada hombre haga algo en realidad, lo mis- mo que cada mujer,.
Manejar el martillo y el serrucho la sierra de doble mango ,. Estimular sus aficiones de carpintero, de modelador, de pintor decorativo,. De sastre, de sastra, enfermero, palafranero y comisio- nista,. El trabajo, el sano trabajo, que hace sudar infinito, sin reposo;. La familia, la parentela, la infancia, el marido, la mujer,. El bienestar de los hogares, la casa misma y todos sus pertenencias,. Cuanto lo ayuda a orientar su vida hacia la salud y la fe- licidad y plasma su alma. Transformadas por ti en una sola existencia, con una sola lengua mundial.
Y con el encanto que infundes a tus convencidos minis- tros del trabajo,. Yo evoco y encarno mis temas, y los hago desfilar ante ti. Mira las naves que hienden el tropel ilimitado de sus olas;. Mira en los lagos el timonear de tus pilotos, los ademanes de tus remeros,. Mira fluir las altas llamaradas de sus hornos en torrentes de fuego. Mira tus innumberables granjas hacia el Norte y hacia el Sur.
Mira el desbordamiento anual de tus cosechas: Recuerda que no has sido siempre como ahora, Reina venturosa,. Yo te he visto tremolar en escenas muy distintas de la actual. Anhelada y defendida con salvaje rabia en mortales cuer- pos a cuerpos,.
Te confesamos que las poseemos todas y cada una de ellas, indisolublemente unidas a Ti,. Ese algo que estos versos y cualesquieras otros versos no pueden asir,. Que no es el saber, ni la gloria, ni la felicidad, ni la riqueza,. Que, sin embargo, constituye el latido de todos los corazo- nes y de todas las vidas del mundo,.
Que vos y yo y todos perseguimos siempre sin alcanzarlo nunca,. Que en vano los poetas se esfuerzan en poner en verso y los historiadores en prosa. Que los escultores nunca han esculpido, ni los pintores pintado,. Que los cantores no han cantado nunca, ni los oradores y actores recitado,. O en las visiones del alba, o en las estrellas vespertinas,.
Dos palabras, pero en ellas se engloba todo, desde el prin- cipio al fin. Suntuosas como una puesta de sol en las costas de Norue- ga, con el cielo, las islas y las escarpadas riberas,. Y me das el placer de tus ojos, de tu rostro, de tu carne, en el momento de cruzarnos, y tomas en cambio el de mi barba, de mi pecho y de mis manos,. No puedo resolver el problema de las apariencias ni el de la identidad de ultratumba,. Pero me paseo o me detengo, indiferente me siento con- tento,.
Con la pompa de las enlutadas banderas, con las ciudades tendidas de negro,. Con las procesiones largas y sinuosas y las nocturnas an- torchas,. Y las escenas de la vida, todas las escenas de los talleres, y los gestos de los obreros que vuelven a su hogar. Por la vida y la alegria que nos brinda, por los objetos, y la ciencia de ellos,. Que te ofrezca un canto para decirte que cuando vengas lo hagas sin desfallecer,.
Propongo danzas para festejarte, empavesamientos y fies- tas en tu honor;. Por encima de las ondas que suben y bajan, por encima de los campos y de las praderas inmensas,. Por encima de todas las ciudades compactas y amontona- das, por encima de los puertos y de las avenidas hormi- gueantes,. Alguien que hubiera servido la vieja y buena causa, la gran idea, el progreso y la libertad de la raza,. Con sus leonados regueros, sus sombras y su inmensidad azul;.
Sobre las miriadas de granjas, sobre las tierras y las aguas del Norte y del Sur,. Sobre la tierra toda que vuelve su rostro hacia ti, brillante en el espacio,. No limites a ellos solamente tu esplendor sutil y tu po- tencia,. Por las cuales se deslizan, raudas como espectros crepus- culares multitudes de jefe robustos, de brujos y de gue- rreros. Raza de las selvas, de los amplios espacios y de las ca- taratas,. La actualidad se esfuma ante ellos, pueblos, granjas, usinas, ciudades, se desvanecen;. Es que todos avanzamos, avanzamos lentamente, que todos mejoramos. Que el mundo, la raza, el alma, los universos en el espacio y en el tiempo.
Lejos de los libros, lejos del arte y de las arduas jornadas;. Emerges de tu estuche, divinamente silenciosa, maravilla- da, meditando los eternos y predilectos motivos:. Estas gargantas, estos riachos turbulentos y claros, esta desnuda frescura,. El sol pone un largo rayo de oro sobre su anciana cabeza blanca. Sus nietos han cultivado el lino con que ha sido hecha, sus nietas lo han tejido en la rueda familiar. Con tu blanca y lunosa cabeza envuelta en un turbante, tus anchos y desnudos pies? Ora sacudiendo su fiera cabeza y dilatando sus ojos de tinieblas. Que las manos de las dos hermanas, la Muerte y la Noche, laven y relaven, tiernas y constantes, este mundo maculado;.
Porque mi enemigo ha muerto, un hombre divino como yo ha muerto;. Porque atacan la paz, la seguridad, el bienestar y todas las leyes establecidas. Sin saber si seremos victoriosos o totalmente vencido y aniquilados. Que en la plenitud de tu esperanza, de tu fuerza y de tu gloria. Fueras, durante tanto tiempo, como la nave capitana de una flota,.
Desbordante de muchedumbres locas, furiosas, semisu- mergidas,. Tus dolores y tus angustias actuales han borrado todas tus manchas,. Es por haber mirado siempre alto y lejos—por encima de tus errores—,. Por no haber querido venderte—fuere cual fuere la suma ofrecida—,. Por no haber podido, por no haber querido sobrellevar las habituales cadenas. Tan firme como la nave que nos lleva a todos, como la misma Tierra,.
Renacida, gigante, durmiendo la vejez de Eu- ropa. Racimos copiosos de edades durante las cuales hombres y mujeres semejantes a nosotros crecieron, lucharon y des- aparecieron;. Como fueron sus leyes, sus costumbres, sus riquezas, sus artes, sus tradiciones,. Como atendieron y practicaron la esclavitud y la libertad, lo que pensaron de la muerte y del alma,. Nada sabemos de ellos, no dejaron huella ni testimonios escritos, y sin embargo todo queda.
Los hay bajo tiendas, pastores, patriarcas, caballeros, en familias y en tribus,. Los hay que viven en la paz de sus granjas, que saturan las tierras, siembran, cosechan,. Como saliera demasiado temprano de mi tienda, por no poder dormir,. En seguida me acerco al segundo: Que hizo sentar a su lado, en taburetes, sobrer un estrado;.